miércoles, 19 de noviembre de 2008

MALPAÍS

Esta fotografía es la prueba de cómo un rodaje aparentemente sencillo puede complicarse. Queríamos rodar en un paraje de complicadísimo acceso de la costa de la isla de Lanzarote. Allí las pardelas cenicientas tenían sus nidos. Pero el camino trascurría unos 20 kilómetros por una colada de lava negra gigantesca compuesta literalmente por diminutas cuchillas de afeitar. Todo fué bien hasta que las suelas de nuestras botas empezaron a deshacerse y terminamos caminando sobre trapos que nos poníamos en los pies. Los dos burros que utilizamos llegaron sin cascos en absoluto, se habían desgastado contra la lava. Nunca en mi vida he vuelto a ver una superficie tan agresiva.

No hay comentarios: