lunes, 23 de febrero de 2015

LOS SEÑORES DE LAS BESTIAS

De izda a dcha: Guillermo Bustelo (RAINFER), Fernando López-Mirones (ORCA-FILMS) y Guillermo Palomero (Fundación Oso Pardo FOP)



   
Fantástica reunión, comida y curso organizado por el Centro de Rescate de Primates RAINFER (www.rainfer.com) en Madrid con grandes espadas de la conservación de mamíferos totémicos como el oso, el lobo, el lince y el chimpancé.


  Las poblaciones de los TRES GRANDES de España (oso, lobo y lince) gozan de una salud sorprendente, con números jamás soñados en los tiempos del querido Félix Rodríguez de la Fuente.

   Nunca imaginamos que el problema hoy sería que los animales cruzan las carreteras, entran en los pueblos y que la gente se agolpa en las cunetas para fotografiarlos. nacen empresas dedicadas a llevar a la gente de todo el mundo a ver animales en España. Auténticos Safaris ibéricos impensables hace poco.


       Pero no hay que bajar la guardia, sino seguir trabajando en este sentido.
       Por razones inconfesables muy pocos divulgadores dan estas buenas noticias como esta que os comunico, parece ser que hay demasiada gente interesada en mantener un ambiente de miedo y extinción, malas noticias y pesimismo ecológico. Sus razones tendrán.
   Medran grupos empeñados en criticar ferozmente a los colectivos de cazadores, pescadores, taurinos, agricultores y ganaderos con un tono agresivo en lugar de conversar y convencer.

    CONSERVACIÓN es CONVERSACIÓN.
De izquierda a derecha: Rosa Garriga, Guillermo Bustelo, Fernando López-Mirones, Germán Garrote, Juan Carlos Blanco y Guillermo Palomero.
   Todos los expertos, a pie de campo, están de acuerdo en que es imposible hacer una gestión adecuada del territorio ignorando a los pobladores que conviven con los animales todo el año. Desde las ciudades a menudo surgen grupos extremistas que inundan las redes sociales de descalificaciones con una superioridad moral que se me antoja, no solo inapropiada, sino también perjudicial para los animales que se trata de proteger.

    Pero en las fincas, en el mar abierto, en los bosques y campos, también viven personas cuyo derecho a ser escuchadas debe ser prioritario para los biólogos.

   Son buena gente que escucha cuando se les habla, cuando se les explican los argumentos, pero no cuando se los insulta o agrede verbalmente.

    Es un soplo de aire fresco hablar con los expertos reales, los investigadores, los científicos. Ellos son siempre discretos, humildes, pero meridianamente claros. Sus armas son la inteligencia y los datos, no las percepciones de internet, los memes para memos ni las modas vacuas.

   Los que viven exclusivamente de protestar sin aportar nada, los que se lucran con la buena fe y los dineros que sus socios les donan para "salvar el planeta" y los que acosan y acusan a los colectivos agropecuarios, se equivocan o trabajan para sí mismos. El miedo se vende bien. necesitan pintar panoramas negros, desastres apocalípticos, extinciones virtuales.

   También los hay serios, responsables, y admirables, esos son los buenos de esta película.

  ¿Cómo reconocerlos?, muy fácil, hablan con el trabajo de años, no enfrentan colectivos innecesariamente, explican, hablan, actúan con prudencia y diplomacia, no generan bandos al otro lado si pueden evitarlo (no siempre es posible).

   Para salvar animales de fondo de pantalla, para ayudar a los TOTEM del siglo XXI, no necesitamos nuevas religiones de fanáticos agresivos, sino ciencia y diálogo.

  Escuchando a quien susurra datos y no a quien grita improperios.

Un aullido.